La exposición Sin piel, concebida por Marina Núñez específicamente para Kubo Kutxa, presenta una selección de obras recientes que proyectan identidades maleables y empáticas con el entorno, donde los límites físicos y psicológicos se diluyen o duplican en los escenarios o paisajes de los que forman parte.
Sin piel habla de identidad, de la idea de frontera, del diálogo, casi siempre incómodo, entre lo conectado, ilimitado, abierto, blando y metamórfico, y lo constreñido, lo estereotipado y controlado. Evocaciones de un entorno en transformación y «en vías de destrucción», que hoy en día ha pasado de ser un asunto teórico a una problemática urgente, por las evidencias de catástrofe inminente, propiciadas por la crisis medioambiental.
En consonancia con las últimas ideas de la teórica Donna Haraway —que tanto influyó en el discurso artístico posthumanista de fines del siglo XX con su Manifiesto Cíborg (1984)—, la exposición invita, tal y como la pensadora propone en su último texto Seguir con el problema (2019), a reconfigurar nuestras relaciones con la Tierra y sus habitantes —humanos y no humanos—, aceptando que tenemos que habitar juntos un territorio herido. Ideas que resuenan con la obra de Núñez, donde los escenarios, si bien se presentan hostiles y distorsionados, se abren a la integración y a la simbiosis.
Comisaria: Susana Blas