Nul – Pep Duran
Nul – Pep Duran
Un proyecto de Pep Duran
Todo lo que no es inmediato es nulo
Cioran
Este aforismo de Cioran, que podía ser discutible tiempo atrás, hoy le sirve al artista para reflexionar sobre la inmediatez, sobre la necesidad o no de exponer, sobre la visibilidad y la invisibilidad, sobre su propia fragilidad.
En nuestro actual estar, en nuestro vivir saturados de imágenes en los massmedia y sometidos a la inmediatez de Whatsapp y otras plataformas de comunicación urgente similares, en detrimento de la experiencia directa, Nul quiere resaltar términos que definen bien el efecto en que nos deja este modus vivendi, resultado de tales sobreexposición y sometimiento: incertidumbre, sinceridad, autocensura. Además, busca poner de relieve las limitaciones con las que hoy nos encontramos: exponer es también mostrar, enseñar los errores. Así, corremos todos el riesgo de vivir o vivir-crear temerosos, transitando los umbrales que separan las pulsiones del vasallaje: ¿contención o proliferación? ¿silencio o ruido? ¿esconder o mostrar?
Esto, sin embargo, no representa a Pep Duran, que construye lo concreto sin que el hoy le adiestre, que se expone, que se muestra, que se aleja de esos límites, que no claudica ante el refugio tentador, que abraza el error como parte del proceso. Toma formas y objetos para someterlos, no se mueve en la indecisión ni en la zozobra, sino en un mundo fijo: el suyo. Los objetos forrados con mantas y, por tanto, indefinidos, informes, las piernas que sostienen el caminar, las columnas, sobre las que descansa un pasado remoto y que están, a su vez, formuladas en papeles antiguos que él rescata para desfigurar y reconfigurar, luchando contra el propio material que, sostiene, se rebela encarnizado a la intervención, son, todo, parte de su personal iconografía de imágenes de re-construcción de lo destruido, acto que le define y que alude, una vez más, a su búsqueda de concreción en un mundo inmediato.
Nosotros, transitando el espacio de la galería que acoge su cosmos, nos movemos en una línea de horizonte que distingue, sin separar, dos niveles: las construcciones que pesan en el suelo y los papeles que flotan por encima. Estas construcciones, deliberadamente austeras, que se van desplegando en el espacio de la galería, revisitando formas y maneras constructivas, son, como decía el amigo y teórico del arte Manel Clot, y en relación a esta parte del trabajo de Duran, «esculturas que se arquitecturizan y arquitecturas que se esculturizan, constatando al mismo tiempo el valor háptico de las obras». Sus papeles elevados sobrevuelan ingrávidos las construcciones, dándoles una atmósfera donde pesar, donde permanecer, y lo hacen también luchando contra la forma, destruyendo lo presabido, lo que creíamos conocer.