Versailles, 1771-72: mármol y totalitarismo

Rocas y piedras, testigos mudos de la película de Patiño, son asimismo protagonistas preferentes del trabajo más reciente de Lluis Hortalà.

Si en el tramo anterior de sus prácticas creativas, el artista catalán utilizaba para plasmarlas una tesitura hiperrealista (el dibujo como fotografía), el su último proyecto Il y a bien du monde aujourd’hui a Versailles, 2015/16,nos despliega la voluntad de representación y de escenografía en una situación histórica.

El título de la exposición refiere la historia real ocurrida en Versailles entre 1771 y 1772, a propósito del encuentro entre Marie Antoinette y Madame Dubarry, de consecuencias históricas y políticas imprevisibles: el futuro de Polonia y su partición se hallaba en manos de estas dos mujeres. En este contexto, el estilo y uso monumental del mármol se convierte en ideología cultural y a la vez en una teoría banal sobre la vanidad.

Hortalà ha dado un paso más en la representación de la montaña como tema recurrente y presenta en este nuevo trabajo la esencia mineral de la roca, el dibujo puro del mármol.

Tamaño, simetría y una iconografía literal son atributos aplicados al uso de los mármoles monumentales característicos de los regímenes totalitarios. Aún después de trescientos años estos mármoles no han perdido el sentido y carácter simbólico original: en la historia del arte tarde o temprano acabamos descubriendo las intenciones estéticas imposibles de enmascarar.

Esta instalación plantea la siguiente paradoja: los formalismos estilísticos del poder, en su significación cultural y histórica, constituyen un lenguaje en apariencia fácil de entender y detectar. Sin embargo, ¿podemos estar completamente seguros de que en las formas de representación del arte contemporáneo no puedan existir intenciones estéticas encubiertas por los mecanismos del poder actual, totalitarios o no?. ¿Son éstas intenciones tan sutiles e imperceptibles como para pasar desapercibidas? Esta es la pregunta que plantea la propuesta.