En esta cuarta entrega de Paris Photo online, os presentamos la obra de Antoni Campañà (Arbúcies, 1906 – Sant Cugat del Vallès, 1989), fotógrafo cuya obra transita entre el pictorialismo y las rupturas vanguardistas. También conocido como fotoperiodista de rereferencia, su obra sobre la guerra civil española permaneció oculta hasta 2019. Campañà recopiló cerca de 5.000 fotografías de la guerra y las guardó durante décadas.
RocioSantaCruz trabaja actualmente con la obra inédita de Campañà. La feria de Paris Photo 2020 iba a acoger la primera presentación internacional del fotógrafo. Os compartimos algunas de sus fotografías en esta edición online.
La doble mirada de Antoni Campañà
Antoni Campañà nació a la vez que el fotoperiodismo, campo en el que se hizo nombre como reportero deportivo y pionero de la postal turística. Antes de cumplir treinta años, Campañà había logrado un amplio reconocimiento nacional e internacional por su refinado dominio del bromóleo. En los años anteriores a la guerra civil, recibió numerosos premios y consolidó su posición como artista. Fue integrante de Agrupació Fotogràfica de Catalunya y en 1933 viajó a Múnich para formarse con el fotógrafo Willy Zielke. Llevó adelante un importante trabajo de experimentación e innovación, trascendiendo así los parámetros pictorialistas y convirtiéndose en un referente sin paralelo de la fotografía experimental en España. De esos primeros años 30, nos quedan composiciones como Tracció de sang (1933), enmarcada dentro del retrato costumbrista de la labranza y la tradición.
Al estallar la guerra civil, el compromiso político de Campañà se abre paso a través de su mirada y le lleva a componer una extensa documentación fotográfica de la guerra. Al contrario que muchos de sus contemporáneos, el testimonio visual de Campañà permaneció oculto durante décadas. Treinta años después de su muerte, su familia encontró las imágenes guardadas en cajas rojas, las cuales salen a la luz en La caja roja (2019), de la mano del reportero Plàcid Garcia-Planas, el historiador Arnau Gonzàlez i Vilalta y el fotógrafo David Ramos, editado en catalán y castellano por Comanegra y por Éditions du Seuil en francés.
Sin título, 1928-1930
De esta etapa inédita y desconocida, podemos afirmar que la guerra civil alza una frontera que Campañà se ve obligado a cruzar, no sólo como ciudadano, también como artista. Al transitar de un lado al otro, su trayectoria cambia radicalmente. El Campañà más clásico, preocupado por la preparación minuciosa y la armonía estética, da paso a un Campañà sacudido por los ritmos frenéticos de la batalla, la muerte, la realidad. Su cámara le convierte en testigo del horror y la verdad, sólo cuando dispara con la Rolliflex, en retratos, se permite explorar un estilo más vanguardista.
Reflejo de los estragos de la guerra, la decisión del artista puede leerse como un gesto simbólico de enterrar un pasado demasiado doloroso. La dictadura franquista anuló cualquier posibilidad de crear espacios de reparación donde afrontar las pérdidas, tanto políticas como personales. Así, se entiende el silencio de Campañà con respecto a esta parte de su obra como un efecto directo de la falta de lenguajes de duelo colectivos, de la imposibilidad de relacionarse con el trauma. La obra de Campañà nos habla de la trayectoria de un artista, de cómo su mirada se adapta a la volatilidad de la vida, pero también nos habla de los vínculos de la memoria histórica. Gracias a sus cajas rojas, hoy podemos añadir nuevas piezas al relato colectivo y encontrar palabras para nombrar el dolor.