Dionis Escorsa. La campana cósmica y el lago que respira

Dionis Escorsa. La campana cósmica y el lago que respira
Dionis Escorsa. LA CAMPANA CÓSMICA Y EL LAGO QUE RESPIRA
Con el título La campana cósmica y el lago que respira, RocioSantaCruz presenta, por primera vez en la galería, una exposición personal del artista Dionis Escorsa.
El trabajo de Dionis Escorsa revela el interés sostenido del artista por indagar en los modos de representación visual y su relación con los elementos que condicionan la experiencia estética. Su práctica combina medios tradicionales —como la pintura y el dibujo— con herramientas tecnológicas contemporáneas, generando una poética visual en la que materia y luz tienen un papel fundamental. Reflejos, sombras y atmósferas crean entornos envolventes que apelan tanto a la percepción sensorial como a la memoria emocional del espectador. En este camino Escorsa desmonta estructuras narrativas convencionales y propone una participación activa, donde el público no es un observador pasivo, sino una presencia convocada a habitar el espacio simbólico de la obra.
En su conjunto, La campana cósmica y el lago que respira plantea una relectura crítica del paisaje y de la memoria familiar no como archivos cerrados, sino como territorios vivos que pueden ser reescritos, intervenidos y reinterpretados. Es así como, desde una perspectiva que entrelaza lo íntimo con lo histórico, Dionis Escorsa propone una reflexión sobre la memoria, la representación y la transmisión intergeneracional, donde la referencia personal se expande y alcanza valor universal.
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He vivido toda la infancia bajo el cuadro de un campanario colgado en el comedor de mis padres. Hace unos meses les pedí llevármelo para hacer que se oyeran sus campanas y volviera a ser un reloj. Ahora incluso muestra a tiempo real el clima que hace en Tavèrnoles, el pueblecito cercano a Vic en donde ya hace casi un siglo mi abuelo lo pintó.
El cuadro fertiliza las otras piezas de la exposición. La señal emitida por el campanario original, encriptada ya de entrada y alterada por el ruido ambiental, forma una serie de variaciones y réplicas que solo son intentos de descodificación de la existencia perdida de un antepasado.
Con Albert Merino, hemos aplicado la misma metodología (videomapping 3D conectado a tiempo real a un servidor meteorológico y proyectado encima de la pintura) al campanario semisumergido de Sau, vecino y hermano del de Tavèrnoles. Los grandes óleos de El lago que respira inciden en un componente climático especialmente delicado hoy en día: la oscilación del nivel del agua, que conseguimos proyectar a partir de los datos de un servidor de la Confederación Hidrográfica.
La serie de acuarelas de La flor más alta parte de pintar una copia tan perfecta como sea posible del campanario original, para irla variando progresivamente. Todas juntas forman un paisaje de horizonte contínuo y lectura secuencial que ficciona una genealogía patriarcal y permite visualizar el retrato de mi padre (que es el de mi abuelo y autorretrato al mismo tiempo) tocando las campanas-semilla dentro del campanario-flor.
Finalmente, en La casa que tose, el ejercicio de apropiación estilística llega al paroxismo. No solo produzco otra copia clónica del cuadro original sino que, viajando a Tavèrnoles, pinto el campanario desde los cuatro puntos cardinales. El proceso me revela que, debido a una restauración, en la actualidad la iglesia es un piso más baja que cuando mi abuelo la pintó, de forma que cuando corrijo al final me salen ocho imágenes en las que la iglesia parece que respira.
Dionis Escorsa